El dulce encanto de lo inadvertido.
Carlos Barral y José Ramón Cuesta.
Biblioteca Padre Isla.
14 de junio, 19 h
Interviene: Hector Escobar
Edita: EOLAS en su colección Seinne.
“Flipé cuando comencé a ver las fotos en blanco y negro de mi amigo, colaborador y colega José Ramón Cuesta. Así, hace un año y medio aproximadamente, le dije que si le apetecería embarcarse para hacer un libro común.
Se entusiasmó como solo él saber hacer y así empezamos. Yo me puse a seleccionar poemas entre los más recientes, todos ellos breves y escritos durante básicamente los últimos tres años, poemas paridos en primera instancia en las redes sociales, un vertedero también para la poesía, y le envié un archivo con unos 50. Poemas de vida, de amor, de muerte, de sexo, de luz, de amistad, de melancolía, de regocijo; poemas sociales, políticos, alucinados… Muchos de ellos dedicados, y con dedicatoria.
A partir de esa primera remesa, Cuesta comenzó a trabajar con la premisa de crear, más que una traducción, un diálogo, más que una evidencia, una sugerencia. Esa fue la manera de convocar la suma de las corrientes artísticas. Trabajando sobre su estupendo archivo de fotos aún sin publicar pero creando también otras sobre la marcha, de manera expresa, así fuimos teniendo una relación de complicidad maravillosa.
Luego propuse a Sergio Llunik encargarse del diseño gráfico. Pero no sólo. También le dije que por favor volase libre, que interpretase y sumase creatividad. Y así ha sido, ha hecho un trabajo magnífico también a nivel de ilustración.
El resultado de todo ello es El dulce encanto de lo inadvertido, un libro objeto precioso, con tapa de cartoné, con 45 fotos y otros tantos poemas, editado con primor por Eolas Ediciones, y que está dedicado a nuestras madres, fallecidas ambas recientemente.
El dulce encanto de lo inadvertido es un verso, es un título, es un artefacto. Es una declaración de intenciones y la suma de lo que no puede unirse.
El dulce encanto de lo inadvertido es el encuentro carnal, la fusión física, la intersección, el espacio incontable entre lo poético y lo fotográfico.
El dulce encanto de lo inadvertido abrirá heridas, colmará la sed y supurará luces y sombras.
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