El martes 22 de agosto, a las doce y media, en el Camarote Madrid, se presenta una exposición de una serie de trabajos de Fer, José Antonio Fernández Fernández, producidos para esta ocasión.
Fer, (Mansilla de las Mulas, León, 1949) es un historietista español. Es el principal impulsor del Premio Internacional de Humor Gat Perich, galardón que recibió el 2005. Fue director de la revista humorística El Papus. En 1982 creó para la revista El Jueves, de la que también sería director, su serie más famosa: Puti-Club, seguida posteriormente por «Historias Fermosas». En 1996 recibió el premio Ivà al mejor historietista.
La capacidad letal de la sonrisa. Pedro García Trapiello
Hay Davices capaces de matar Goliats sin pedrada en el entrecejo y hasta sin asomo de ira, les basta sólo con esa risa incontenible que hace que los gigantones se caigan de culo y se descalabren para que podamos tener la fiesta en paz o, al menos, sin tantos miedos como se siembran en este tiempo.
Esa es la risa que reparte urbi et orbi “Fer”, la risa dibujada de Jose Antonio Fernández, la que temen los mastodontes del dinero o del poder, la que mata lo absurdo y lo injusto sin sangre y a colores. Es la risa inocente y franca que temen los que van de chulos y las franquicias de los tontos que van de serios. Risa muy sana, pues, terapéutica.
Lo vuelve a demostrar con esta exposición de su última obra que aloja este inquieto “Camarote Madrid”, que ha convertido su barra en el foro de la ciudad, haciendo en esta ocasión que los leoneses puedan volver a gozar con orgullo paisano de uno de los genios del humor español del último siglo y de lo que venga aún, nuestro “Fer”, de nacencia mansillero, como él dice, con raíces y querencia en tierras de Ordás, leonés en cada puntada de su capa catalana, un tipo adorable y “más curiosín que un cacharrín con asas” al que ahora hacen volver a la dirección de la revista satírica “El Jueves” (que ya en su día dirigió) para regocijo de lectores y del propio Humor mayusculado.
Pasen, vean, miren… y sonrían… porque esa sonrisa inquieta mucho a los que van de trampa por la vida o a pisotones.
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