Hoy 15 de septiembre a las 22:00 horas en el Babylon en concierto Christopher Paul Stelling.
El País / En el amplio espectro de los songwriters, esos contadores de historias apegados a los sonidos raíces, se hace difícil destacar. Sucede que todos suenan muy miméticos y que, romper el molde, es lo complicado. Incluso los hay (bastantes) que aun sin romperlo y ofreciendo un repertorio de lo más clásico son magníficos, pero no destacan entre la abrumadora oferta musical. Tal vez uno de esos últimos sea Christopher Paul Stelling.
No es un recién llegado pero casi. Después de debutar en 2012 con el interesante Songs of Praise and Scorn, acaba de publicar su tercer disco, Labor Against Waste (Anti-PIAS). En este trabajo pone de manifiesto con más fuerza si cabe lo que había demostrado en su corta carrera: tiene talento para conjugar estilos y darles empaque. Con una voz rasposa pero con un peculiar toque soul, Stelling tiene base de songwriter pero resalta por sus melodías finger-picking, en las que trae a la memoria ese estilo de Skip James, uno de los maestros del blues, pero llevado al country y al folk. Canciones como Castle o Horse se citan en esta línea.
Labor Against Waste se ha colado como uno de mis discos de vacaciones. La culpa reside en el candor que desprenden sus canciones. Es el candor de un trovador. Sin aspavientos, el músico de Florida invita a escuchas relajadas con composiciones sencillas pero efectivas. Escribe y canta con sentimiento. Hay baladas como Scarecrow y confesiones de carretera como Burial Shroud que consiguen introducirte dentro de ti mismo, como si se postulase a ser un fuera de serie en la línea de Ryan Adams, Jason Isbell o Ray Lamongtane.
Es música de raíces pero que lleva un envoltorio muy actual. En sus anteriores discos llamó la atención de publicaciones como The Village Voice o American Songwriter, ambas destacadas revistas que atienden a los márgenes del negocio. Cierto: Christopher Paul Stelling está en los márgenes. Uno de tantísimos que sobrevive a través de canciones, discos, sin hacer ruido, con lo poco (y mucho) que tiene, pero que está ahí. En el amplio espectro del negocio musical, es una motita de arena en un gran desierto. Pero en esta ruta sonora agradecemos la existencia de cantautores de esta pasta. Simplemente.
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