Marcelino Cuevas. Diario de León. No es habitual que los pintores que vienen a exponer sus cuadros en las galerías leonesas intenten ofrecer a los visitantes una visión panorámica de su obra. El asturiano de Valladolid Luis Repiso ha querido hacer algo diferente y se ha traído a la Galería de Ángel Cantero una colección de cuadros que resume seis años de trabajo. Una época en la que el artista ha pasado por tres proyectos evolutivos llenos de interés… y de color.
Luis Repiso fue durante muchos años un artista dedicado al hiperrealismo en el mejor sentido de la palabra. Para realizar sus pinturas se besaba en artistas tan importantes para el arte contemporáneo español como Antonio López, Eduardo Naranjo o Pedro Campos. «Eso me sirvió —dice el pintor— de aprendizaje. Nunca hubiera podido llegar a la obra que ahora hago sin haber pasado por esa etapa de hiperrealismo y de pintura académica. Las bases en esto del arte son siempre muy importantes». Un problema familiar llevó a Luis Repiso a vivir un tiempo dentro de espacios hospitalarios, con interminables pasillos, ventanas cuyos cristales se convertían en espejos que le devolvían la dura realidad que estaba viviendo y un ambiente diferente al que el artista había conocido hasta ese momento.
Esta realidad convirtió sus pinturas en extrañas perspectivas arquitectónicas plagadas de ángulos imposibles y fiel reflejo de las luces y sombras entre las que vivía. Son estas obras continente de unas extrañas perspectivas que en algún momento las acercan a una sugerente abstracción geométrica.
Pasó el tiempo y la evolución continuó. Los espacios se redujeron, pasó a pintar pequeños habitáculos interiores que el pintor observaba a través de una imaginaria ventana que le hacía ver el escenario desde el exterior, pero que a la vez le acercaba a los objetos que flotaban en el ambiente como boyas encargadas de devolver la realidad al lienzo. Incluso, en algunos casos, esas visiones interiores se convirtieron en auténticos bodegones surrealistas.
Evolución pictórica
Luis Repiso, una vez abandonado el hiperrealismo, no ha parado de evolucionar y así nos encontramos en esta exposición con las obras que ha realizado durante los últimos meses. En ellas se manifiesta un claro acercamiento al minimalismo. Los colores son más planos y prácticamente han desaparecido las formas. Solamente una ligeros relieves, que el artista resuelve sin aditamentos, solamente con el empleo de los colores acrílicos se manifiestan sobre el lienzo.
En estos cuadros Luis Repiso juega con el color, con colores uniformes que cambian en cada cuadro y que son como poderosos faros que atraen la mirada del espectador.
Una interesante exposición que muestra la trayectoria de Luis Repiso durante uno de los periodos más fecundos de su trayectoria artística.