Día 29 de octubre:
LAS AVENTURAS DE T. SAWYER Teatro Familiar PLATEA
Compañía: Cía de Teatro LA TETA CALVA. Basado en la obra de Mark Twain
Adaptación y Texto: María Cárdenas / Xavo Giménez
Dirección: Xavo Giménez
Reparto: Neus Alborch, Robert De La Fuente, Victoria Salvador, Leo De Bari, Carlos Amador, Merce Tienda, Xavo Giménez, Juli Cantó, Victoria Salvador y Verónica Andrés.
LAS AVENTURAS DE T. SAWYER Teatro Familiar PLATEA
Compañía: Cía de Teatro LA TETA CALVA. Basado en la obra de Mark Twain
Adaptación y Texto: María Cárdenas / Xavo Giménez
Dirección: Xavo Giménez
Reparto: Neus Alborch, Robert De La Fuente, Victoria Salvador, Leo De Bari, Carlos Amador, Merce Tienda, Xavo Giménez, Juli Cantó, Victoria Salvador y Verónica Andrés.
Duración: 60 minutos
Edad: A partir de 6 años
Hora: 18:30 Precio: 12,50 €
Edad: A partir de 6 años
Hora: 18:30 Precio: 12,50 €
Ya conocemos el mito de Peter Pan, ese de no querer crecer. ¿Pero qué hay del mito de Tom Sawyer? Querer crecer rápido para tener la libertad de un adulto sin dejar de ser un niño. Mark Twain nos regala esta obra maestra llena de aventuras, de misterios, de penurias y de ironía que ahora La Teta Calva pretende poner sobre el escenario.
Las Aventuras de Tom Sawyer están llenas de matices, de detalles y de infinitas lecturas. La nuestra se centra en la vida de un niño (una niña) que obedece a su inquietud de conquistar el mundo, de hacerse sentir y de colarse donde pone “No pasar». Sawyer es un canto contra la educación anquilosada, contra los sueños frustrados de los niños y contra el autoritarismo y el clasismo. Pensamos que estos son los pilares de nuestra propuesta. Una propuesta que pone la mirada en la ingenuidad, la libertad y en las ganas de vivir y jugar.
La mirada de esa niña que quiere ser pirata, que quiere encontrar un tesoro y que quiere enamorar con picardía y travesura. Una de las cosas que destila la obra de Mark Twain es la posición de la mujer en una época tan puritana y rematadamente machista (tampoco nos hemos desenganchado mucho de aquella época tan oscura). Por eso, en nuestra adaptación del clásico proponemos dar un giro al género de los personajes y convertir a Sawyer en una niña valiente, soñadora y traviesa, muy traviesa. Lo mismo sucede con el personaje de Joe el Indio. Pensamos que los personajes de ”malvado» siempre están destinados a hombres y, desgraciadamente, de razas no “occidentales”. En «nuestro» Sawyer queremos dar un giro a los perfiles establecidos.
Hay también un marcado tufo clasista y racista, no en la obra de Twain, sino en los personajes. Clasista si miramos al personaje de Huckleberry Finn.
Huck es un chico marginado por su condición, huérfano de un borracho y perdido en el mundo. Su relación con Tom Sawyer es un homenaje a la amistad sin miramientos, por encima de cualquier raza o condición.
Creemos que estos valores como la amistad y la tolerancia son caldo de cultivo para nuestra aventura. Es esa amistad la que los convierte en héroes.
También es racista en el personaje del Indio, el deplorable malvado de la película. ¿Un indio? En nuestra lectura vemos a ese personaje más como un personaje sin escrúpulos, sin entrar en razas ni colores. Un malvado, en este caso una malvada, y punto.
Y como reflexión final… ¿de qué nos sirve encontrar el tesoro que Tom y Huck encuentran? Lo que ellos quieren es buscar tesoros, no encontrarlos.
Esto es Tom Sawyer. La aventura de vivir y no de haber vivido. La aventura de soñar y no de haber soñado. La aventura de amar y no de haber amado.
Hay un Sawyer en cada niño y niña. Hay una valla para pintar de cal blanca en cada esquina de nuestra eterna infancia.
Las Aventuras de Tom Sawyer están llenas de matices, de detalles y de infinitas lecturas. La nuestra se centra en la vida de un niño (una niña) que obedece a su inquietud de conquistar el mundo, de hacerse sentir y de colarse donde pone “No pasar». Sawyer es un canto contra la educación anquilosada, contra los sueños frustrados de los niños y contra el autoritarismo y el clasismo. Pensamos que estos son los pilares de nuestra propuesta. Una propuesta que pone la mirada en la ingenuidad, la libertad y en las ganas de vivir y jugar.
La mirada de esa niña que quiere ser pirata, que quiere encontrar un tesoro y que quiere enamorar con picardía y travesura. Una de las cosas que destila la obra de Mark Twain es la posición de la mujer en una época tan puritana y rematadamente machista (tampoco nos hemos desenganchado mucho de aquella época tan oscura). Por eso, en nuestra adaptación del clásico proponemos dar un giro al género de los personajes y convertir a Sawyer en una niña valiente, soñadora y traviesa, muy traviesa. Lo mismo sucede con el personaje de Joe el Indio. Pensamos que los personajes de ”malvado» siempre están destinados a hombres y, desgraciadamente, de razas no “occidentales”. En «nuestro» Sawyer queremos dar un giro a los perfiles establecidos.
Hay también un marcado tufo clasista y racista, no en la obra de Twain, sino en los personajes. Clasista si miramos al personaje de Huckleberry Finn.
Huck es un chico marginado por su condición, huérfano de un borracho y perdido en el mundo. Su relación con Tom Sawyer es un homenaje a la amistad sin miramientos, por encima de cualquier raza o condición.
Creemos que estos valores como la amistad y la tolerancia son caldo de cultivo para nuestra aventura. Es esa amistad la que los convierte en héroes.
También es racista en el personaje del Indio, el deplorable malvado de la película. ¿Un indio? En nuestra lectura vemos a ese personaje más como un personaje sin escrúpulos, sin entrar en razas ni colores. Un malvado, en este caso una malvada, y punto.
Y como reflexión final… ¿de qué nos sirve encontrar el tesoro que Tom y Huck encuentran? Lo que ellos quieren es buscar tesoros, no encontrarlos.
Esto es Tom Sawyer. La aventura de vivir y no de haber vivido. La aventura de soñar y no de haber soñado. La aventura de amar y no de haber amado.
Hay un Sawyer en cada niño y niña. Hay una valla para pintar de cal blanca en cada esquina de nuestra eterna infancia.
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